“Comportamientos de campeón, del liderazgo a la trascendencia”: Rubén Duque, conferencista y entrenador de líderes y equipos de alto rendimiento
“La vida es un deporte de equipo”, destaca Rubén Duque, “y aunque todos somos parte de un equipo en algún momento de nuestras vidas, pocas veces aprendemos a jugar en conjunto de manera efectiva”.
Rubén señala que esta falta de habilidades colectivas genera que, a pesar de que el 85% de las personas forman parte de un equipo, sólo el 15% esté realmente comprometido. El reto, según Duque, es superar esa disfuncionalidad y alcanzar niveles de alto rendimiento, lo cual requiere adoptar comportamientos de campeón.
Ser un “Giver 2.0”
Este comportamiento implica dar algo que uno mismo necesita más que los demás, priorizando siempre el bienestar del equipo sobre el propio. Este tipo de persona no busca destacar como el mejor del equipo, sino ser el mejor “para el equipo”. La verdadera grandeza radica en la capacidad de sumar valor al grupo y contribuir al éxito colectivo.
Los equipos de alto rendimiento se construyen con individuos que, en lugar de competir entre sí, colaboran y se complementan, siendo líderes especializados en su campo pero, sobre todo, como líderes que se preocupan por el progreso de todos. En este sentido, el liderazgo efectivo no consiste en tener más conocimientos o habilidades que el resto, sino en ser capaz de elevar a los demás y de hacerlos brillar.
Barrer el vestuario
El segundo comportamiento es un acto simbólico que representa la humildad y la conciencia de que todos somos mortales. Esta actitud es crucial, especialmente cuando el éxito empieza a manifestarse. El triunfo, aunque deseado, puede llevar a la relajación y la pérdida de enfoque, haciendo que se baje la guardia. «Barrer el vestuario» significa recordar que los logros no son permanentes y que siempre hay algo por lo que luchar, crecer y mejorar.
La verdadera esencia de un campeón no se mide en los momentos de victoria, sino en su capacidad de mantenerse humilde y perseverante, tanto en los tiempos de gran logro como en los momentos de dificultad. La humildad permite ver con claridad las áreas de oportunidad y seguir mejorando sin caer en la complacencia.
Éxito infinito
El tercer comportamiento propuesto es el de honrar el «éxito infinito». Este concepto resalta la importancia de reconocer y agradecer a quienes vinieron antes, aquellos que allanaron el camino para que nosotros podamos tener las oportunidades que hoy disfrutamos. Al mismo tiempo, es fundamental pensar en los que vendrán después y en qué legado les dejaremos. El liderazgo trascendental no se enfoca únicamente en el presente, sino en cómo nuestras acciones impactarán en el futuro.
Duque destaca que ser consciente de este ciclo de honrar el pasado y construir para el futuro es lo que diferencia a un líder ordinario de uno extraordinario. Un campeón verdadero busca el éxito para su equipo actual y crea un impacto que perdura en las próximas generaciones.
Y goza de los beneficios que tenemos para tu empresa
HAZ CLIC AQUÍ