Panel IDEA, inclusión, diversidad, equidad y accesibilidad: Luis Quintana, director en Todo Accesible y Fernando Estrada, presidente de la Red Iberoamericana de Empresas Inclusivas y director ejecutivo de Alianza Éntrale
La inclusión, diversidad, equidad y accesibilidad (IDEA) son principios éticos fundamentales, que inciden directamente en el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) propuestos por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Durante el panel entre Luis Quintana, director de Todo Accesible, y Fernando Estrada, presidente de la Red Iberoamericana de Empresas Inclusivas y director ejecutivo de Alianza Éntrale, se abordaron estos conceptos desde una perspectiva crítica y constructiva, poniendo énfasis en cómo la accesibilidad y la inclusión en las empresas deben evolucionar para ser efectivamente transformadoras.
Uno de los puntos clave que destacó Luis Quintana es la relación directa entre la accesibilidad en las instalaciones y el cumplimiento de los ODS. La accesibilidad es una cuestión de justicia social y una necesidad para construir sociedades más equitativas y sostenibles. Sin embargo, Quintana subrayó que diversas empresas carecen de condiciones suficientes para acoger a las personas con discapacidad.
La falta de accesibilidad en los entornos laborales y comerciales refleja un déficit significativo que impacta negativamente en las personas que se ven excluidas y, por tanto, en el progreso de las metas globales de desarrollo inclusivo.
Con respecto al diseño de las instalaciones, este factor juega un papel fundamental en la promoción de la accesibilidad. No se puede hablar de inclusión sin infraestructura accesible. Las empresas, por lo tanto, tendrían que hacer una evaluación crítica de su situación actual, identificando las áreas donde se requieren cambios relevantes. Esto incluye eliminar barreras físicas y digitales que impiden la participación plena de las personas.
Por su parte, Fernando Estrada añadió que, aunque las empresas a menudo presumen de ser diversas, esa diversidad podría ser parcial pues “somos diversos, pero no necesariamente inclusivos”.
Esta falta de coherencia genera un fenómeno de simulación, donde las empresas contratan a personas de diferentes orígenes o con discapacidad, pero no se brindan las condiciones o el apoyo necesario para su plena participación y crecimiento dentro de la organización. La diversidad, sin inclusión, es un espejismo que oculta las barreras estructurales y culturales que persisten.
Para Quintana y Estrada, la inclusión auténtica implica efectuar modificaciones profundas en varios aspectos clave de las organizaciones. Esto incluye políticas más inclusivas, así como ajustes en valores corporativos e infraestructura, o los salarios.
La inclusión no puede quedarse en un conjunto de buenas intenciones o gestos simbólicos, sino reflejarse en un compromiso tangible que impacte positivamente a todas las personas, garantizando igualdad de oportunidades y acceso a los mismos beneficios y recursos.
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