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Decisiones de personas para la era After-Domestication

24 de julio de 2020
Decisiones de personas para la era After-Domestication

Visto desde una perspectiva positiva, una crisis puede ser un proceso de aprendizaje organizacional para reducir un posible riesgo a futuro. Sin embargo, esta visión optimista no sucede siempre, no todas las organizaciones aprenden de los desastres y por lo mismo ellas mismas se condenan a la posibilidad de sufrir los mismos impactos, o incluso mayores, a futuro.

Esta crisis sanitaria cobra relevancia y se separa de muchas otras que hemos vivido debido a la naturaleza de los retos simultáneos que implica, entre otras cosas:

1. Es una crisis de personas, lo que está en juego son vidas humanas.
2. El home-office se impuso de forma generalizada y a gran escala sin importar el tamaño de la empresa ni la industria donde compite.
3. La salud emocional de los colaboradores se afectó gravemente debido a estar desarrollando todas sus actividades personales, familiares-educativas y profesionales en casa o saliendo a trabajar usando equipo de protección y siguiendo prácticas sanitarias a las que no estábamos acostumbrados.

Las prioridades a nivel dirección han cambiado, lograr lo planeado en el P&L y alcanzar los resultados financieros, en algunos casos ha pasado a segundo término. El foco de atención se ha puesto en la salud de las personas involucradas con la organización, su bienestar emocional y apoyar con lo necesario para que la colaboración, productividad y comunicación fluyan a distancia.

Mientras tanto, se trabaja también en traer de vuelta clientes, proveedores y colaboradores a la empresa para retomar la operación bajo lo que en algunos medios se ha llamado la era after-domestication, en relación a dos temas: acostumbrarnos a vivir con el virus y mantener a una buena parte de la fuerza laboral haciendo trabajo remoto.

Nuevas ideas acerca del talento
Directores y empresas que creían tener solucionadas sus necesidades de talento están teniendo que re-diseñar las tareas y funciones del personal, re-asignar responsabilidades entre áreas y estos cambios demandan de nuevas capacidades.

Las organizaciones que están logrando adaptarse y responder al escenario incierto que vivimos son aquellas que se atrevieron a experimentar cambios de forma rápida y en escenarios controlados, permitiéndose hacer “pruebas piloto”, monitorear y ajustar lo necesario sobre la marcha.

Por ejemplo, formando diversos equipos inter-áreas para atender urgencias de operación, temas comerciales y proponer líneas alternas de negocio. En otros casos se distribuyó al personal en células para alternar el trabajo presencial y remoto. Y en algunos casos, las empresas se permitieron “flexibilizar” sus procesos temporalmente, reduciendo autorizaciones y revisiones por medio de habilitar personas o equipos para tomar decisiones.

Habilitar y confiar en ciertas personas que “por política” requerían de validaciones, autorizaciones y revisiones, puede ser la diferencia entre salir delante de esta crisis o no. Adicionalmente, el trabajo a distancia está forzando a los directores a utilizar nuevas formas para comunicarse con sus colaboradores. Con una variable muy importante, siendo muy empático para comprender la diversidad de realidades que enfrenta cada miembro de su equipo en cuanto a salud, emociones, familia y condiciones económicas, entre otras.

¿Listos para la reactivación?
Ante la falta de cura-vacuna contra el Covid-19, la certidumbre que tenemos es que el trabajo y la vida en general no volverá a ser como antes.

En la medida en que sus medios lo permiten, los directores de empresa están ampliando su margen de acción para controlar la movilidad de sus colaboradores, establecer medidas sanitarias y proveer equipo personal de seguridad en sus instalaciones. Sin embargo, el riesgo de contagio se mantiene latente por lo que la posibilidad de perder el empleo y ver cerradas las puertas son una alta posibilidad para personas consideradas como grupo vulnerable o de alto riesgo.

Esta situación podría afectar gravemente los logros alcanzados en materia de diversidad en las organizaciones ya que, en el mejor de los casos, una persona del “grupo vulnerable” verá reducidas sus oportunidades laborales a funciones que se puedan desempeñar de forma remota.

Vienen tiempos muy retadores en materia de empleo y las soluciones no se ven del todo claras, desde mi perspectiva, el director de empresa (sin importar su área de especialidad) representa la fuente real de acciones que faciliten la reactivación. Aprovechando los recursos humanos, económicos y sociales que haya construido previamente para poder generar e implementar dichas acciones.

Autor: Alejandro Vázquez Ríos