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¿Qué implica la desaparición de la Secretaría del Trabajo de la Ciudad de México?

27 de agosto de 2018
¿Qué implica la desaparición de la Secretaría del Trabajo de la Ciudad de México?

Claudia Luengas, secretaria del Trabajo del gobierno capitalino, opina que “no hay ningún problema” con los cambios administrativos anunciados por la próxima jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum. Aconseja a las nuevas autoridades priorizar tres temas: reforma laboral, programas de empleo e igualdad de género.

Si la Secretaría del Trabajo y Fomento al Empleo (STyFE) de la Ciudad de México baja de rango a una subsecretaría, “no es tan grave”, afirma la que quizá sea su última titular, Claudia Luengas Escudero. “Lo importante no es la institución, sino los contenidos de ésta”, como los programas y la política laboral, asegura.

La funcionaria fija su postura sobre el anuncio de Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno electa, quien en julio pasado adelantó que fusionará esa dependencia a otro despacho. “Hasta donde sé, y es por la prensa, no tengo más información, se convertiría en una subsecretaría de la Secretaría de Desarrollo Económico”.

En entrevista para Factor Capital Humano, indica también los logros que el gobierno actual heredará a la siguiente administración, a los que espera le den continuidad. A poco más de tres meses de dejar el cargo que asumió apenas en mayo, igualmente aconseja a qué temas deberían dar preferencia las próximas autoridades.

Incertidumbre laboral
La STyFE “ha estado a cargo de brillantes mujeres”, quienes desarrollaron estrategias de inclusión laboral exitosas, comenta Luengas Escudero. La funcionaria se refiere a Patricia Mercado y a Amalia García, quienes estuvieron al frente de esa dependencia en la administración del ex jefe de gobierno Miguel Ángel Mancera.

El gran reto para quien venga “es consolidar estos retos y avances”, agrega. Pero probablemente lo hará desde la Secretaría de Desarrollo y Trabajo, que creará Claudia Sheinbaum a partir de diciembre, cuando asuma la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.

Actualmente en la STyFE trabajan 980 personas. Poco más de la mitad son de base, y el resto son empleados por honorarios, abunda. “No sé quiénes quedarían fuera” de reestructurarse esa área. Hasta ahora, dice, no ha recibido ninguna información al respecto.

Tampoco sabe si el gobierno local de Claudia Sheinbaum reducirá los salarios de altos funcionarios, aclara. “Desconozco si en la Ciudad de México van a bajar los sueldos y salarios, no he escuchado propuesta al respecto. Solo acerca de la reducción de salarios de altos funcionarios federales”.

Luengas Escudero, quien hasta antes de mayo se desempeñaba como directora del Registro Civil, accede solo a opinar sobre esa medida de austeridad que habría que analizarla. Habría que ver “a quiénes les aplicarían los recortes y de qué rango sería la disminución”.

CDMX: la contradicción del empleo
De abril a junio de este 2018 el desempleo en la Ciudad de México alcanzó sus niveles más altos de los últimos dos años. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), cinco de cada 100 capitalinos mayores de 15 años que buscaban trabajo no lo encontraban, lo que colocó a esta entidad en el segundo a nivel nacional con las tasas más altas de desocupación.

Al respecto, la secretaria del Trabajo revira: “la CDMX pasó de ser el quinto lugar en generación de empleo al primero a nivel nacional”. De diciembre de 2012 a junio de 2018 se crearon 598,716 nuevas plazas formales, “esto es 16 por ciento de todas las que se crearon en el país”. En este año, continúa, se han abierto 66,102.

“Nosotros tomamos el dato en comparación con el resto de las entidades y hablamos de empleos formales en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Con todos los matices que le podamos poner, son un piso con el que seguimos trabajando”.

Y otro piso que encontrarán las siguientes autoridades es el de la informalidad, que en la capital del país llega a 48.4 por ciento. “La meta es abatir esa tasa”, comenta la funcionaria. El índice nacional, compara, era de 56.8 por ciento hasta marzo pasado.

Outsourcing y patrón sustituto
Hay tres puntos que la secretaria quisiera que siguieran en el foco de la administración local: “los aspectos relevantes de la reforma laboral” de 2006; en segundo lugar, la consolidación de programas de promoción al empleo, fomento cooperativo y vinculación laboral. Y por último, la igualdad de género.

Sobre el primer punto le interesa en particular la regulación del outsourcing, también conocido como subcontratación, “para que esta figura no sea una manera de despojar a los trabajadores de sus derechos laborales”.

De 2012 a junio de 2018, la Procuraduría de Defensa del Trabajador (Profedet) ha recibido 1,468 denuncias de trabajadores contratados bajo ese régimen. “En un momento no había un patrón que respondiera por las obligaciones laborales. La empresa decía que ella no los contrató a ellos, sino a una compañía que los emplea y al final de cuentas, esta segunda desaparecía”.

Para ahorrar trabajo a las autoridades que discutan el tema les avisa: el Poder Judicial de la Federación determinó que quien contrata a un trabajador bajo la figura de outsourcing es patrón sustituto. “Ya hay una interpretación para ponerla” en la próxima ley reglamentaria de la reforma.

Nuevos organismos de conciliación
Como parte de este primer punto, también considera relevante la creación de los centros de conciliación, que funcionarán en lugar de las juntas de conciliación y arbitraje actuales. La secretaría propone la creación del instituto de justicia alternativa de la CDMX. La dependencia ha trabajado en el diseño de la estructura administrativa, cuyos gastos de operación ascenderían a 200 millones de pesos anuales.

Sin embargo, aún hay varios aspectos que no se han definido, como las instalaciones que ocuparían y en qué momento entrarían en operación. Mantener las juntas de conciliación y este instituto significaría “una doble carga presupuestal”, admite.

Consolidar el empleo
El segundo resto consiste en consolidar los programas de promoción al empleo, fomento cooperativo y vinculación laboral. Y esto va a la mano de la capacitación del trabajo y la certificación de competencias laborales, precisa.

Los programas tienen un proceso, explica: concebirlos, publicarlos, instrumentarlos y evaluar sus resultados. De esas evaluaciones surgen la redefinición de políticas y otros programas. “Un cambio de administración es el momento para hacer las evaluaciones correspondientes”.

El tercer encargo para la nueva administración es mantener “el compromiso que adquirió la ciudad para la igualdad de género en materia laboral”. Las tareas que les encomienda es visibilizar y apoyar la economía de los cuidados. Esto quiere decir: el tiempo que, generalmente las mujeres, dedican a niños, adultos mayores, personas con discapacidad y el mantenimiento del hogar.

También les pide promover la equidad laboral en el trabajo doméstico. Y específicamente en el que es remunerado les recuerda que su administración deja un proyecto de contrato colectivo del hogar al que le falta su registro ante las autoridades.

Por último, hay seguir avanzando en la compactación de horarios para trabajadores de honorarios y estructura (antes debían laborar según las necesidades del empleador), la ampliación de licencias de maternidad y la introducción de licencias para los papás.

Salario mínimo
Claudia Luengas no deja a un lado el tema de la indexación del salario mínimo, “que comenzó en la Ciudad de México y luego continuó en el resto del país, en 2016”, recalca. Este concepto ya no es referente para multas, recargos, apoyos, créditos o subsidios.

La consecuencia directa, afirma, es que “por primera vez en décadas, el salario mínimo tuvo un incremento por encima de la inflación esperada”. En noviembre de 2017 la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami) aumentó el jornal alrededor de 10 por ciento para 2018: pasó de 80 a 88 pesos diarios.

Antes, apunta, el incremento ocurría a principios de año en función de la inflación esperada a lo largo del año, “y si ese índice era mayor las autoridades no ajustaban el salario”. Sin embargo, los capitalinos, confiesa, no han sentido este aumento. Lo percibirán en el transcurso del tiempo, “cuando se siga elevando por encima de la inflación de manera sostenida”.

Con información de El Economista