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El 2022, un año perdido para la productividad laboral del país

9 de marzo de 2023
Productividad laboral

El Inegi informó que el Indicador Global de Productividad Laboral de la Economía rompió en el cuarto trimestre del 2022 con una racha de tres trimestres con crecimiento. Con ello regresó a los niveles observados al cierre del 2021.

La productividad laboral retrocedió nuevamente a finales del 2022 y regresó a los niveles observados tanto a finales del 2021 como al inicio de este año.

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) informó esta semana que el Indicador Global de Productividad Laboral de la Economía (IGPLE) con base en horas trabajadas fue de 95.8 puntos en el cuarto trimestre de 2022 pasado, lo que representó una disminución de -0.8% respecto del trimestre previo y el mismo dato que en el arranque del año.

Desde el primer trimestre del 2018, la productividad laboral ha mantenido una tendencia a la baja, con repuntes aislados. Sin embargo, la curva tuvo un descenso más pronunciado a raíz de la emergencia sanitaria por la Covid-19, después de seis trimestres con caídas, el indicador logró hilar tres períodos con crecimiento, pero esa racha se rompió con el resultado para el cierre del 2022.

El resultado negativo para el periodo octubre-diciembre se debe a una caída trimestral de 1% en la productividad en las actividades de servicio y un decremento de 0.3% en las industriales. Sólo el sector primario reportó saldo positivo con un crecimiento de 2.2%, que no alcanzó a compensar las pérdidas de los otros dos rubros.

“La pandemia sin duda tuvo un efecto, pero como se observan los datos, hay algo más que está impactando a la productividad y desde mi punto de vista esto tiene que ver con una combinación de factores, los costos laborales unitarios reportados por Banxico, menor flexibilidad del mercado laboral y cambios regulatorios constantes que han generado incertidumbre jurídica y una menor inversión privada”, expone Carlos Ramírez, director de Desarrollo de Negocios de Integralia Consultores.

El nivel de productividad laboral observado en el cierre del 2022 es la tercera peor cifra desde el tercer trimestre de 2009, año de la crisis financiera global, cuando el IGPLE se ubicó en 94.8 puntos.

“Hablamos de un retroceso en lo que se había adquirido durante el año pasado. Conforme se fue reabriendo la economía y se recuperó el sector informal, la productividad comenzó a decrecer y al cierre del 2022 tenemos una productividad que se encuentra con un rezago que va más allá de esta administración. Esto quiere decir que en condiciones no atípicas como la pandemia, México en vez de avanzar en productividad, nos encontramos en una situación desfavorable”, expone Adriana García, coordinadora de Análisis Económico de la organización ¿México Cómo Vamos?

El Inegi calcula la productividad laboral con la relación entre el Producto Interno Bruto (PIB) a precios constantes y cifras de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE). De acuerdo con la organización México ¿Cómo vamos?, nuestro país debería incrementar 4.8% anual en este renglón para lograr un crecimiento económico sostenible.

“El tema es que si tenemos una economía que no crece, no hay inversión y estamos mejorando las condiciones laborales, pero la economía no produce más, la productividad va a caer”, subraya Carlos Ramírez.

Para Adriana García, el rezago que tiene México en esta materia se vincula en buena medida a la composición del mercado laboral y un alto nivel de informalidad que aún está presente.

“La composición del mercado laboral importa para la productividad. Datos del Inegi muestran que por cada 10 pesos que se generaron en 2021, ocho pesos lo generaron los trabajadores formales. Pero más allá de las condiciones de vida, en los trabajos informales no hay capacitación, y eso implica tener una fuerza laboral que no desarrollar nuevas competencias para hacer sus procesos más eficientes y productivos”, explica la especialista.

En 2022, el mercado laboral sumó más de 1.7 millones de personas a la población ocupada, y aunque el 68% lo hizo a través de un empleo formal, 548,000 personas encontraron una ocupación en la informalidad.

Productividad laboral y nearshoring
Desde la perspectiva de Carlos Ramírez, es probable que las empresas que lleguen a México derivado del nearshoring abonen a mejorar la productividad en los sectores a los que pertenecen, pero es probable que en términos generales no se vea un cambio marcado.

“En el agregado se pierde el beneficio de este tipo de empresas. En México hay empresas muy eficientes y, sin embargo, la productividad sigue cayendo. El nearshoring es para empresas con una sofisticación en procesos y que abonan a que mejore la productividad en México, pero no pintan en el agregado y tampoco les importa lo que pasa en el resto de la economía”, indica el especialista.

Por subsectores, las actividades de comercio al por mayor (-1.5%) y de comercio al por menor (-0.3%) fueron las que reportaron las caídas más fuertes en la variación trimestral. Sólo las empresas de servicios privados no financieros han conservado un crecimiento acelerado desde el tercer trimestre del 2021, lo que ha llevado al indicador a casi 140 puntos al cierre del 2022.

Adriana García coincide en el impacto positivo que puede tener este esquema industrial en la productividad del país. “El nearshoring es una oportunidad para la productividad en México, la inversión detona un mayor desempeño y empleos de calidad”.

Sin embargo, señala la especialista, el riesgo es que la inversión genere una mayor desigualdad entre regiones y sólo los estados manufactureros e integrados en las cadenas de suministro con América del Norte sean las únicas entidades beneficiadas y, por lo tanto, que sólo ellas incrementen su productividad laboral y desarrollo.

Con información de Gerardo Hernández, publicado originalmente en EL ECONOMISTA.

https://www.eleconomista.com.mx/capitalhumano/El-2022-un-ano-perdido-para-la-productividad-laboral-del-pais-20230308-0092.html