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¿Por qué los líderes no pueden descansar ni renunciar?

16 de enero de 2017
¿Por qué los líderes no pueden descansar ni renunciar?

Para los dirigentes de las organizaciones, el número de retos es mayor al pasado, cuando antes bastaba con decirle a alguien que hiciera las cosas, ahora hay que procurar que este individuo no sólo realice las actividades, sino que las haga con entusiasmo y pasión.

En el siglo XXI, “los líderes tienen prohibido cansarse y darse por vencidos al cometer un error, esto nunca es inicio de un fracaso, sino el comienzo del éxito; hay que aprender a gestionar las fallas”, comparte Javier Fernández Aguado, asesor de proyectos de liderazgo.

Complementa que “un directivo nunca puede cansarse en el esfuerzo de la formación propia, no debe pensar que ya lo sabe todo, el mundo es cambiante y por mucho éxito que haya tenido, tiene que seguir esforzándose y desarrollándose”.

El también presidente de la consultora española Mind Value, sabe que la gente con talento es la que al final acaba ofreciendo soluciones que los no talentosos ni siquiera conocen. Esto lo ejemplifica con una conversación entre dos moscas:

-El otro día estaba con mi prima y nos caímos en un vaso de leche
-Bueno, ¿y qué le pasó a tu prima?
-Mi prima se ahogó
-¿Y tú cómo estás aquí?
-Yo empecé a patear y patear, convertí la leche en cuajada y salí.

“En esta vida, lo que tenemos que hacer es patear, esforzarnos para ir encontrando soluciones y en la medida en que uno sea más talentoso, encontrará más soluciones para nuestro sector”, considera Fernández Aguado.

El management del siglo XXI
Las compañías alrededor del mundo están comenzando a regirse por una nueva forma de gobierno: el management del siglo XXI, concepto generado por el asesor originario de España en donde resalta tres elementos: “la competencia debe ser sustituida por trabajo en equipo, las personas son el centro de la organización y las mujeres deben tener las mismas oportunidades laborales que los hombres”.

En este punto es esencial comprender que lo mejor de los colaboradores no se compra, la buena voluntad, el talento y las ideas de los individuos se las entregan a sus superiores cuando estos se las merecen, nos antes.

Es así que una buena cabecilla en la empresa asegura que el talento se multiplique. Y para conseguirlo el líder tiene que ser exigente, “liderar no significa decir que sí a los demás, no significa ser complaciente; el líder tiene que conseguir resultados pero tiene que obtenerlos estando a favor de los trabajadores.

“Por esto es mucho más exigente liderar que gobernar, porque al final gobernar es dar gritos, órdenes, decir por dónde hay que ir y ya; liderar significa implicarse, comprometerse, empatizar, desarrollar un montón de habilidades comportamentales que prácticamente ninguna persona las tiene por primera naturaleza, necesita desarrollarlas y vivirlas”, refiere el experto.

Empoderamiento femenino
En el management del siglo XXI, “el talento femenino no es mejor ni peor que el masculino, simplemente es diferente y complementario”, así lo indica Javier Fernández, quien asegura que ha llegado el momento de que las féminas tengan las mismas oportunidades profesionales que los varones.

Hay que crear coordenadas para que todas la mujeres tengan oportunidades para llegar a donde cada una pueda, quiera y deba llegar, eso sí, hay que dar soluciones, por ejemplo, ampliar los periodos de maternidad, no debería plantearse la contradicción de ser madre con la profesión.

Una cosa que debe evitar la mujer es masculinizarse, un error es querer gobernar como lo hacen los hombres, una fémina debe liderar como una mujer, que insisto es una forma complementaria a la de los varones.

¿Y México?
Al cuestionarle sobre el management del siglo XXI en México, el presidente de Mind Value considera que en el país, “un lastre relevante es la corrupción, como todo mundo sabe y conoce. [Los líderes] deben ser mucho más rígidos con comportamientos corruptos porque si no se desaniman aquellos que actúan bien”.

El especialista agrega que estamos “en un país maravilloso que todavía no ha alcanzado el estatus que debería, el día que haya un poquito más de ética se darán pasos importantísimos”.

El problema en México es que aún existen líderes que se empeñan en continuar gobernando de manera equivocada, esto impide la evolución en las empresas y disminuye su capacidad de competir a nivel internacional.

Fuente: El Empresario / El Economista con información de Z. López.