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¿Cuánto vale mi antigüedad?

15 de junio de 2017
¿Cuánto vale mi antigüedad?

Hacer antigüedad en una sola empresa parece haber quedado en el pasado. De un tiempo a la fecha, la fuerza de trabajo más joven se preocupa por otro tipo de motivaciones y piensa menos en hacer una carrera de largo plazo en las organizaciones.

Al respecto, estas y otras expresiones son apenas una muestra de las declaraciones que suelen hacer algunos colaboradores jóvenes o que están llegando a los 30 años de edad.

•    “Quiero trabajar en una empresa socialmente responsable”.
•    “Busco que la organización tenga una vocación ecológica”.
•    “Quiero un líder que me inspire y desafíe”.
•    “Mis sueños no dependen de pasar toda la vida en la misma compañía”.
•    “Me interesa una trayectoria rica en experiencias en diversos sectores”.

Desde luego que cada persona tiene la libertad para ejercer su vida profesional de acuerdo con el proyecto de sus sueños. No obstante, la antigüedad representa beneficios que no siempre alcanzamos a visualizar, pues tiene un valor económico.

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Cuando las personas formamos parte de la fuerza de trabajo de una organización, sea una institución o empresa, adquirimos obligaciones y derechos. Estos últimos se manifiestan a través de las prestaciones garantizadas por la ley y una de ellas deriva, precisamente, del tiempo que llegue acumularse en la relación laboral.

•    ¿Has considerado el valor que tiene la prestación por concepto de antigüedad?
•    ¿A cuánto puede ascender al momento de concluir una relación laboral?
•    ¿Qué pasa cuando cambias de empleo por decisión propia?
•    ¿Se puede acumular el valor de la antigüedad cambiando de empresa?

Invariablemente, las personas que trabajamos tenemos que pensar en este activo o valor que se va construyendo con el tiempo. Cambiar de empresa después de periodos muy cortos, acota el valor que puede tener la antigüedad.

Al respecto, lo recomendable es poner en la balanza las ventajas y desventajas que puede tener una breve o una larga permanencia en una organización. Por un lado, conocer diferentes compañías enriquece tu apreciación del contexto, enriquece tu inventario de mejores prácticas, genera conexiones diversas y te brinda movilidad.

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Al mismo tiempo, se reducen las oportunidades de hacer una carrera de largo plazo, aprovechar beneficios de mayor impacto económico y emocional como contar con un fondo de ahorro, adicional al valor de la antigüedad, y en el que también puedes realizar aportaciones.

Si lo observamos a corto plazo, por supuesto que los rendimientos de la antigüedad podrían parecer poco. ¡Qué puedes perder tras estar uno o dos años en una empresa y luego cambiar! Pero si lo miras en perspectiva, el valor que adquiere la permanencia y la lealtad con el tiempo, puede ser mayor.

No lo eches en saco roto. Valora, pondera, evalúa y haz un balance. Aprovecha la oportunidad para hacer cálculos de a cuánto puede ascender el monto por el concepto de antigüedad según los tabuladores de la organización en la cual colaboras.

Es cierto que no se puede tener todo al mismo tiempo. Lo importante es elegir la opción más adecuada a nuestros intereses, debidamente informados, conscientes y seguros de contar con el mayor número de elementos para decidir.

Fuente: Amedirh