Reducción de jornada laboral: Pago por hora y turnos especiales en la lista de deseos

Tanto el pago por hora y las jornadas especiales están permitidas por la legislación, pero la regulación es laxa y la reforma para la semana de las 40 horas puede ser una oportunidad para debatir estos temas.
La jornada laboral de 40 horas va más allá de una reducción del tiempo de trabajo es una oportunidad para abordar otros retos que ya tiene la legislación de trabajo, como el pago por hora o las jornadas especiales, coinciden especialistas en derecho laboral.
Tanto el pago por hora y las jornadas especiales son una realidad en el mercado de trabajo, y aunque no existe un impedimento en la Ley Federal del Trabajo (LFT), la reglamentación aún es laxa y complica su aplicación, especialmente en la remuneración.
Para Sofía Gómez Bautista, socia de Assembla Law, una buena medida complementaria en la reducción de la jornada laboral es el pago por hora, si bien está reconocido en la LFT desde el 2012, su aplicación es compleja “porque hay una disposición que establece que nadie puede percibir menos del salario mínimo”.
En una interpretación conservadora, esto significa que el salario mínimo al estar fijado por día, no se puede fraccionar, es incluso una medida inconstitucional. Sin embargo, se trata de un esquema de remuneración que ante la reducción de la jornada de trabajo, “podría ser una alternativa para hacer frente a la demanda de cargas laborales ante la disminución del tiempo de trabajo”, señala la especialista.
El siguiente paso en la ruta por las 40 horas, es que la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) presente las conclusiones de los foros públicos en los cuales recabó propuestas del sector empresarial, sindical, academia, organismos internacionales y especialistas. Hasta ahora, la dependencia no ha fijado la fecha para esto.
Entre esas propuestas presentadas en los foros de la STPS, el pago por hora y la reglamentación adecuada de las jornadas especiales, fueron peticiones frecuentes entre más de una docena de medidas planteadas.
Estefanía Rueda, socia de Littler, coincide en la oportunidad que se tiene frente a la jornada de 40 horas para reglamentar con mayor claridad el pago por hora.
“Son muy pocas empresas que se atreven a pactarlo porque administrativamente genera una carga complicada para calcular prestaciones basadas en salario o aportaciones a la seguridad social. Si podemos tener una regulación más precisa y jornadas que son reducidas, ayudaría bastante”.
Jornadas especiales, otro deseo
De cara al próximo debate legislativo que se desarrollará, luego de que la STPS presente las conclusiones de los foros y se envíe la propuesta de reforma al Congreso de la Unión, las especialistas también destacan la regulación de las jornadas especiales como área de oportunidad.
Sofía Gómez Bautista opina que el proyecto de reforma que se elabore abre la puerta a “reconocer por primera ocasión las jornadas especiales”, y la eliminación de los tipos de jornadas. “Mientras mantengamos las 40 horas de trabajo en una semana, no tendríamos que limitarnos al tiempo diario en cada tipo de jornada”.
Si bien la Ley Federal del Trabajo cuenta con una disposición que permite a los empleadores y trabajadores pactar la forma en que se organiza el tiempo, sin exceder los límites establecidos, una reglamentación más clara “permitiría una mayor aplicación de las jornadas especiales”.
Desde la perspectiva de Estefanía Rueda, hay una falta de claridad en el parámetro de una jornada reducida, y es otra área de oportunidad con la reforma para la jornada laboral de 40 horas.
“Sabemos que la jornada de tiempo completo, si es un turno diurno, es de máximo ocho horas al día y 48 horas por semana, pero queda a la interpretación de que una semana de 46 semanas puede ser reducida, y eso abre otros cuestionamientos, como otorgar o no los descansos de 30 minutos al día para tomar alimentos y reposar. Sí nos puede ayudar bastante tener más claridad en eso”, considera.
Expectativas sobre la reforma de jornada laboral
La principal expectativa —y certeza— en torno a la reducción de jornada laboral es que se respetará el consenso de un cambio gradual, progresivo y diferenciado, afirma Sofía Gómez Bautista.
“Sí existe una consciente entre todos los factores de que este es un cambio que no se puede implementar de manera inmediata”, apunta la especialista.
Estefanía Rueda coincide en la importancia de la gradualidad y confía “será algo que prevalecerá en la reforma”. Pero también sería ideal contar con métodos y recomendaciones para elevar la productividad a la par de la reducción del tiempo de trabajo.
De igual manera, la especialista subraya la necesidad de contar con reglas diferenciadas. “Habría que hacer la diferencia entre el tamaño de la empresa y el tipo de industrias. Vale la pena hacer esa distinción y no aplicarlo de manera generalizada, y también buscar cómo estructurarla para que sea viable”.
Foto: Freepik. Con información de Gerardo Hernández. Publicado en El Economista.
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