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Última actualización: 23 de octubre de 2025
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De contar historias a crear el futuro: el momento del RH para diseñar la próxima era: Jason Averbrook

23 de octubre de 2025

Con energía, humor y una visión transformadora, Jason Averbook, socio senior y líder global de Transformación de Recursos Humanos en Mercer, logró conectar con el público al invitarlo a un ejercicio simple: preguntarle a la persona de al lado “¿cómo estás?” con un semáforo emocional (verde, amarillo o rojo). Ese gesto, aparentemente trivial, sirvió para evidenciar su punto central: la tecnología ha hecho más fácil estar conectados, pero más difícil sentirnos verdaderamente conectados.

Averbook comenzó recordando cómo el mundo pasó de los módems y los faxes a los Ray-Ban con inteligencia artificial, capaces de traducir idiomas en tiempo real. “Fuera del trabajo, la tecnología nos simplifica la vida; dentro de las organizaciones, todavía la complica”, ironizó. Esa contradicción, dijo, es el mayor desafío del presente: mientras la experiencia del consumidor se ha vuelto fluida e intuitiva, la del colaborador sigue siendo lenta y burocrática.

A través de ejemplos interactivos, mostró cómo la IA puede humanizar y simplificar la gestión de personas si se usa con propósito. Desde generar música o videos personalizados hasta desarrollar aplicaciones sin saber programar, Averbook demostró en vivo que la inteligencia artificial no es el futuro: es el presente y que está al alcance de todos.

Y también lanzó una advertencia: la brecha más peligrosa no será tecnológica, sino mental. “AI is not about technology, it’s about mindset”, repitió. La verdadera transformación —aseguró— comienza cuando Recursos Humanos deja de ver la tecnología como una amenaza y la asume como un aliado estratégico.

El experto estructuró su mensaje en tres pilares que redefinen el rol del área: contar, hacer contar y co-crear con las máquinas. Primero, dominar los datos básicos —“contar cabezas”—; segundo, enfocarse en el talento —“hacer que las cabezas cuenten”—; y tercero, diseñar equipos híbridos entre humanos y máquinas, donde cada parte aporte lo mejor de sí. “No se trata de reemplazar personas, sino de rediseñar el trabajo”, afirmó.

Averbook introdujo una poderosa metáfora al dividir las tareas del RH en tres niveles: manos, cabeza y corazón. El 65% de las actividades actuales son “trabajo de manos”: operativas, transaccionales y repetitivas. La IA liberará tiempo para dedicar más energía al “trabajo de cabeza” (análisis, estrategia) y al “trabajo de corazón” (empatía, cultura, conexión). “El miedo a volverse obsoletos es real”, reconoció, “pero sólo se volverá realidad para quienes cedan el volante. No se trata de tener un ‘humano en el circuito’, sino un humano al mando”.

Otro eje clave fue el cambio de paradigma en la adopción tecnológica. Averbook criticó el enfoque tradicional basado en herramientas y procesos internos —los “centros de excelencia” verticales— y propuso diseñar experiencias horizontales, centradas en el usuario, donde lo importante no sea la estructura de RH, sino la fluidez con la que las personas logran sus objetivos.

Cerró con una demostración sorprendente: grabó un video en inglés y lo tradujo al español con su propia voz y sincronización labial, gracias a una aplicación de IA. “Imaginen poder comunicarse con todos sus colaboradores, en cualquier idioma, sin barreras”, dijo. Ese fue su mensaje final: la inteligencia artificial no nos deshumaniza, nos exige ser más humanos que nunca. En palabras de Averbook, el reto para RH es más que adaptarse a la tecnología; se trata de liderar el rediseño del trabajo con imaginación, empatía y propósito. Porque el futuro no se predice: se diseña.