¡Largas horas en el trabajo!

La mañana de un miércoles en el transporte me encontré con un hombre de edad media, vestía de traje, zapatos lustrosos y junto a él un pequeño de escasos 5 años con uniforme escolar que le decía “papi, tengo sueño, déjame dormir un poco más”. Con esa escena, fue inevitable que las dudas saltarán hacia mí, dudas que lejos de los estereotipos van enfocadas a la vida laboral de millones de personas en esta ciudad y en este país.

¿Por qué el papá lleva al niño a las 6 a.m. camino a su trabajo para poder dejarlo en el colegio? ¿A qué hora despierta y duerme ese pequeño si su semana es así de complicada? ¿El tiempo que pasan juntos en el transporte es de calidad? ¿Cuánto tiempo tendrán que tener esa rutina?

Bajo esta tesitura, es primordial mencionar que en el informe de la OCDE sobre balance vida – trabajo muestra a México en el nivel 39 de 40 países analizados, donde la relación trabajo va más allá de una jornada laboral de 48 a 42 horas semanales como lo marca la legislación mexicana, casi el 29% de los empleados tienen un horario de trabajo muy largo (más de 50 horas laborales a la semana), una de las tasas más altas en la OCDE, después de Turquía, por lo que las horas trabajadas al año también son superadas. Además, los mexicanos tenemos uno de los tiempos medios de traslado diario más largos de la OCDE (más de 36 minutos), superados solo por los de Japón (40 minutos) y Corea (58 minutos).

Por ello, las actividades destinadas a la vida personal, familiar, de ocio y recreación se vuelven parte de algo intangible, algo que se hace solo si queda tiempo después de las labores remuneradas, si pensamos en el caso de mi mañana esto visibiliza aún más mis dudas, este hombre lleva al pequeño al colegio cerca de su trabajo por la distancia entre casa – empleo, de esta manera puede subsanar un poco el cuidado del mismo. Otro dato interesante, radica en el tiempo (4 horas más al día a labores no remuneradas) dedicado al cuidado de terceros que involucra primordialmente a las mujeres.

Será que los beneficios en guarderías, tiempo de maternidad / paternidad, días de descanso, transporte público, comedores infantiles, salud, entre otros, son realmente políticas públicas que ayudan a mejorar la relación trabajo – vida familiar tras estás problemáticas. Para la OCDE, vamos avanzando en algunos rubros como la equidad e igualdad de género, pobreza y desempleo, aunque en la especificidad de contar con un trabajo decente donde el equilibro tangible de disfrute familia – trabajo todavía se encuentra pendiente.

Modificaciones legislativas se han desarrollado, nos encontramos a escasos días de que la NOM 035 STPS2018 entre en vigor en su primera etapa y esta realidad nos habla de grandes retos para todos, las empresas, gobierno y colaboradores, una participación eficaz, eficiente y certera para el conocimiento pleno de lo que involucra dicha norma es primordial para una ejecución que brinde resultados sobre la salud de los trabajadores, las jornadas laborales, la violencia laboral y la cultura organizacional.

Actualmente, existe una postura en la que los resultados empresariales no se ven afectados si pensamos en mayores beneficios para nuestros trabajadores, lo primero es generar un cambio de pensamiento en términos de quienes conforman nuestra organización, cambiar trabajadores por colaboradores es brindar un reconocimiento pleno a que sin ellos no podemos conseguir objetivos. A esta postura se le llama Responsabilidad Social Corporativa (RSC).

La RSC es el modelo óptimo para subsanar los huecos que las políticas públicas nos dejan, ya que el enfoque holístico de prácticas laborales y prácticas justas de operación respetando los derechos humanos proporciona un estilo empresarial único donde los beneficios a los colaboradores son de calidad, generando confianza, mayor productividad, menor rotación de personal, mayor felicidad, entre otros.

Si el hombre que me encontré en el transporte laborará para una empresa con RSC donde se conocen sus necesidades paternas al mismo tiempo que las de trabajar, podrían conjuntarse prestaciones y/o beneficios que permitan cumplir con sus objetivos y metas teniendo un poco de tiempo libre para poder brindarle mayor atención y cuidado al niño. La estancia del menor en la oficina mientras papá sale de su jornada, puede mejorar la relación empresa – niño, para que él con orgullo se sienta parte de ella. ¿Cuántas veces los responsables de RH o nuestros directivos conocen las necesidades específicas de cada colaborador?

Cuéntame, ¿en tu lugar de trabajo cuentas con una cultura organizacional que cuide y proteja el tiempo trabajo – familia?

Natali Barajas Sánchez
Directora de Responsabilidad Social Corporativa
BaSan & Asociados, Consultoría en Responsabilidad Social Corporativa