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¿Cómo ha impactado la automatización en los empleos?

Un estudio publicado por la Cepal señala que los empleos que implican un uso intensivo de la inteligencia creativa o social son los que tienen menor riesgo de ser automatizados y representan mejores oportunidades salariales.

La tecnología puede aumentar la productividad y mejorar las oportunidades de trabajo para muchas personas. Pero sin políticas públicas y empresariales que apoyen a las trabajadoras y los trabajadores para el cambio tecnológico y la automatización, el mercado laboral se podría polarizar entre el empleo mal pagado por tareas manuales no rutinarias y las tareas cognitivas no rutinarias, que son las mejor remuneradas.

Mientras que el personal con calificaciones e ingresos medios, que generalmente realiza tareas rutinarias, ya sean manuales o cognitivas, “se enfrenta al riesgo de que disminuyan sus ingresos o de que su trabajo sea menos demandado”, según el reporte El cambio tecnológico y las tendencias del mercado laboral en América Latina y el Caribe: Un análisis basado en las tareas.

La pandemia de covid-19 aceleró el desarrollo tecnológico y también su aplicación, incluso en aquellos centros de trabajo que se habían negado a utilizarlo o no sabían cómo. “Existe un claro reto para las políticas públicas” de procurar que la fuerza de trabajo poco calificada se dedique a tareas no susceptibles de ser automatizadas, las que requieren “un uso intensivo de la inteligencia creativa o social”.

De acuerdo con el estudio de Ignacio Apella y Gonzalo Zunino, en los últimos 20 años los mercados laborales de la región se han desplazado del trabajo manual al cognitivo. En México, Bolivia Perú y la República Dominicana, por ejemplo,“el contenido de tareas cognitivas rutinarias en el empleo promedio ha disminuido” en el periodo estudiado, de acuerdo con la investigación, publicada por la revista de la Comisión Económica para América y el Caribe (Cepal).

El primer efecto del cambio es “el aumento del desempleo tecnológico en algunos segmentos de la población activa. El segundo es el reto de preparar a las generaciones más jóvenes, a medida que adquieren capital humano, para desempeñar ocupaciones que aún no existen pero que seguramente tendrán un componente importante de tareas cognitivas no rutinarias”.

“La automatización de ciertas tareas, sobre todo de las rutinarias, podría cambiar la estructura del empleo y aumentar el peso de dos grandes grupos de trabajadores: uno muy calificado y productivo, que obtiene ingresos elevados y trabaja en ocupaciones intensivas en tareas cognitivas no rutinarias, y uno poco calificado, que obtiene ingresos bajos y que se verá relegado a ocupaciones de escasa productividad que son intensivas en tareas manuales no rutinarias”, se destaca en el artículo.

¿Cuáles son las tareas rutinarias, manuales y cognitivas?

“Una tarea es una actividad que permite crear un producto”, para realizarla, se requiere una serie de competencias. “Un arquitecto necesita excelentes competencias numéricas y matemáticas para realizar tareas cognitivas que no suelen ser rutinarias, como diseñar y crear planos”.

Ahora, según los autores del estudio, las tareas pueden clasificarse en rutinarias y no rutinarias. “Es rutinaria si su realización implica un conjunto claro y repetitivo de acciones invariables”, digamos controlar la temperatura en una línea de producción de acero o trasladar la pieza de un automóvil a su lugar en la línea de montaje. Estas actividades pueden ser reemplazadas por un programa informático y una máquina.

Las tareas no rutinarias exigen la capacidad de adaptarse utilizando el lenguaje, el reconocimiento visual y la interacción social. No necesariamente necesitan alto grado de calificación, como conducir un auto. Pero la escritura de un poema entra también en esta categoría. Ambos trabajos requieren un procesamiento visual y socioemocional que no puede hacer una máquina.

Luego, ambas pueden ser además manuales o cognitivas, es decir, estar relacionadas con el trabajo físico o con el conocimiento. La combinación de ambos grupos deja la última clasificación así:

Manuales rutinarias. Medianamente calificadas o poco calificadas, pueden ser automatizadas.

Manuales no rutinarias. Poco calificadas, pero para realizarlas hay que adaptarse, utilizar el lenguaje, el reconocimiento visual o interacción social. Por ejemplo, el trabajo en la construcción. La probabilidad de que sean automatizadas es baja o nula.

Cognitivas rutinarias. Medianamente calificadas, como las actividades secretariales, de venta, administrativas o en las cajas de los bancos. Las computadoras podrían sustituir empleos.

Cognitivas no rutinarias. Muy calificadas. Pueden ser de análisis o de relaciones personales, exigen pensamiento abstracto, creatividad, capacidad para resolver problemas y habilidades de comunicación. Las computadoras pueden complementarlas y aumentar su productividad, pero no sustituirlas. Diseño, docencia, investigación, entran en esta categoría.

“Todas las ocupaciones suponen realizar, con mayor o menor intensidad, una de las tareas descritas o una combinación ellas”, aclara el reporte.

¿Qué hacer para no quedarse en el camino?

El acomodo del mercado laboral actual fomenta un círculo vicioso en los trabajadores y las trabajadoras más pobres: tienen empleos con tareas manuales no rutinarias porque están menos calificadas. Las ocupaciones en ese nivel son mal remuneradas, pero intensivas, lo cual les dificulta acceder a la capacitación.

Pero las personas que están en un nivel medio también se podrían ver afectadas. El cambio tecnológico podría incrementar el desempleo para quienes “perciben ingresos medios (normalmente asociados a tareas manuales rutinarias)”.

Para evitarlo, Ignacio Apella y Gonzalo Zunino señalan la importancia de la formación continua y rediseño de los sistemas de capacitación, teniendo en cuenta las nuevas competencias que se necesitan en el mercado.

“Se necesitan más habilidades cognitivas para satisfacer la creciente demanda de que se lleven a cabo tareas cognitivas no rutinarias”. Sabiendo eso, se debe fomentar la formación de esas habilidades de manera programada.

Indican también que es necesario “mejorar la calidad del sistema de educación y reducir la brecha educativa entre los distintos sectores de la población, ya que cada vez más el nivel de educación de las personas será una variable clave en sus posibilidades de encontrar un buen empleo”.

Con información de El Economista. https://www.eleconomista.com.mx/

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