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8 pasos para lograr visibilidad en tu empresa (y que reconozcan lo que haces)

Debe haber pocas cosas más perturbadoras que sentirse invisible. Percibir que nada de lo que uno haga o diga es tomado en cuenta por los demás.

Si esta situación en la vida social es de por sí inquietante, cuando se trata de nuestro trabajo la cosa podría ponerse aún peor, dado que debemos sumar la posibilidad bastante cierta de quedarnos sin empleo.

El presente artículo surge a consecuencia de numerosas entrevistas en las que colaboradores insisten con que: “No saben cómo mostrarse” o que su dificultad está en “No saber venderse”.

Asimismo, debemos agregar también que el hecho de sentirse invisible implica una clara falta de reconocimiento. Según una encuesta realizada en Argentina en 2019 por el portal de empleos Bumeran “el 54% de los encuestados afirmó no sentirse cómodo con el ambiente laboral que hay en su trabajo. A la hora de preguntar sobre las razones que generan esa incomodidad, el 64% explica que es por el desinterés por parte de la empresa con sus empleados”.

Entonces, ¿qué debemos hacer? ¿Sentarnos a esperar un cambio de actitud de nuestros líderes y mientras tanto quejarnos amargamente? ¿O actuar? Soy un convencido que esta última es la mejor opción y por eso quiero dejarte estos pasos que te llevarán al objetivo.

Primera Parte

1. Detectar

Se trata de pesquisar qué prácticas o conductas específicas son valoradas por la organización. Por ejemplo:

  • Tomar decisiones de forma autónoma,
  • Respetar los procedimientos al pie de la letra,
  • Mostrar deseos de crecimiento personal-ambición,
  • Carácter competitivo,
  • Inclinación al liderazgo,
  • Actitudes que favorecen el trabajo en equipo,
  • Orientación a resultados,
  • Visión de negocio…

2. Identificar

El comienzo obligado es identificar en qué cosas somos capaces de destacarnos y cuáles otras debemos corregir. En este momento es esencial llegar a un juicio realista de lo que hacemos para que el resultado sea fiable. Sugiero hacer dos columnas en una hoja, poniendo a la izquierda esas actividades que hacemos bien y a la derecha las que no somos buenos.

La clave aquí es ser específico. Las tareas deben ser claras, observables y medibles. No caigamos en la tentación de las generalidades inútiles como: “Soy bueno trabajando en equipo” o “Debo mejorar mi comunicación”. Para que este ejercicio funcione debo escribir cosas como “En los proyectos que participo cumplo siempre con los tiempos” o “Admito que no sé manejar las discusiones y me enojo demasiado”.

3. Priorizar

La idea es hacer un ranking, de mayor a menor en ambos lados de la hoja a los fines de orientar nuestras acciones inmediatas. Seleccionemos solamente tres tareas a cada lado en función de su importancia e impacto en la organización. De nada sirve detectar que nos destacamos en algo de escaso interés para la Compañía como por ejemplo hacer un buen café (¡a menos que este sea nuestro puesto de trabajo!). Con esto ya tenemos nuestro roadmap: ahora sabemos qué cosas debo exponer y cuáles otras debo mejorar en mi intimidad.

Segunda Parte

4. Planificar

Tenemos que lograr responder las cuatro preguntas mágicas: Qué; Cuándo; Cómo y Quiénes.

Respecto del Qué mostrar ya lo determinamos en el paso 1. Ahora es el momento de decidirnos por el Cuándo. Debemos ser hábiles para poder anticipar cuales son las situaciones claves para evidenciar la conducta seleccionada. Puede ser una reunión de gerentes o también un encuentro informal como el almuerzo. Esto dependerá de la acción seleccionada.

Luego, el Cómo alude a la manera en la que lo llevaremos a cabo. ¿Conviene hacerlo directamente o a través de un tercero? Si detecté en el paso 1 que me destaco para la confección de informes y quiero que mi jefe se entere, podría realizar esta tarea a la vista de una persona de su confianza, en el comedor de la empresa.

Finalmente, resulta crucial que detectemos el Quién, aunque debería decir aquí Quiénes, dado que debemos incluir aquí a todos los actores de interés, incluyendo los protagonistas, los secundarios y por qué no, a los extras. Recuerda esto: para lograr visibilidad no necesitas mostrar lo que deseas directamente a tu jefe. Hay otros caminos que son igualmente directos.

5. Visualizar

Una conocida técnica en psicología consiste en imaginar la situación deseada, pudiendo especificar lo máximo posible todos los detalles que percibirían mis sentidos. Es decir, poder sentir eso que deseamos de la forma más vívida posible. ¿Qué veo? ¿Qué oigo? ¿Qué olores hay en el ambiente? ¿Qué texturas percibo con mis manos?

Ejemplo: Supongamos que deseo tener la tranquilidad suficiente para hablar delante del equipo y mostrar los resultados de mi área. En las semanas previas debo comenzar esta técnica. Elegir un lugar tranquilo para relajarme y empezar a proyectar la imagen deseada en mi mente. ¿Qué veo en esa situación? ¿Están sentados o de pie? ¿Me miran? ¿Charlan entre ellos? ¿Hay suficiente lugar para todos? Y así con el resto de los sentidos…

6. Ensayar

No sientas que es inútil o te veas un poco ridículo. Piénsalo más en la órbita de un juego. Disfruta tal como lo hace un niño cuando simula ser algo que no es. La capacidad de los ensayos para modificar conductas está harto probado. Se trata de escribir un guión de lo que me gustaría decir o hacer en una circunstancia determinada, una vez más, de forma detallada. Luego, actuarlo frente a un espejo o lo que resulta muy bueno es filmarse con el propio móvil. Veremos con claridad en dónde estamos fallando, ya sea en el uso de nuestras palabras, en el volumen, el timbre o el lenguaje gestual (no olvidemos que nuestro cuerpo habla por nosotros y nos manifestamos de forma inconciente a través de él. Existen muchísimos casos en los que la raíz del problema de la falta de visibilidad se da por la mera posición derrotista de los hombros, la miraba baja o el tono apesadumbrado de la voz).

7. Actuar

Si realizamos los pasos anteriores, es hora de llevarlos adelante. Lo importante aquí es probar qué resultado nos da, más que buscar el éxito en sí mismo. Lo mejor que podemos obtener es información de las reacciones de los demás. Es importantísimo que intentes y perseveres varias veces.

8. Ajustar

Por último, es probable que no tengamos suceso a la primera. Entonces, con nuestras iteraciones previas contaremos con todos los datos necesarios para poder cambiar algo de nuestra conducta o bien directamente excluir un aspecto.

Si sigues todos estos pasos verás cómo de a poco notarás que eres tenido en cuenta, te sentirás más activo y por ende, mejor con ti mismo.

Con información de Entrepreneur. https://www.entrepreneur.com/

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